sábado, 3 de agosto de 2013

Lección #8: Nuestro sistema de salud no es justo.

Voy a tratar de comenzar a ponerme al día posteando la traducción al español de las entradas que he escrito en la versión en inglés de mi blog, aquí la lección #8:

24 de enero de 2013

El pasado semestre tomé una clase sobre administración de los servicios de Terapia Ocupacional. Entre otras cosas, esta clase me ayudó a confirmar que mis creencias sobre nuestro sistema de salud eran correctas: no es justo. Terapia Ocupacional es una profesión tan diversa, que casi siempre podemos hacer algo para ayudar a los pacientes (al menos educación o prevención). La cruel verdad es que nuestro sistema médico (al menos donde yo vivo) no apoya que se le provean servicios a todas las personas que podrían beneficiarse de ellos. Yo diría que solo algunos son los privilegiados que pueden pagar, o que sus seguros pagan, por los servicios de terapia ocupacional. Aun cuando los servicios son cubiertos, esta cobertura no incluye intervenciones de prevención o promoción de la salud. Debido a esto, comúnmente condiciones que pudieron ser prevenidas deben agravarse para que puedan recibir la atención apropiada. Es frustrante saber que existen soluciones disponibles para una gran cantidad de condiciones de salud, pero la mayoría de las personas no tienen acceso a ellas. 

Como parte de esta clase de administración, mis compañeros y yo participamos de una feria de salud en la que debíamos practicar destrezas de mercadeo promocionando nuestra profesión.  Yo le estaba mostrando a las personas diferentes equipos que ayudaban en las tareas de la vida diaria. Cuando estabamos a punto de irnos, un hombre con ALS vino buscando algo que lo ayudara a comer independientemente. Estaba solo y se veía desesperado. Caminaba usando un andador de ruedas que apenas podía empujar. El hombre nos dijo que no estaba recibiendo ningun tipo de terapia, y que como solo tenía el plan médico público y no tenía transportación, estaba buscando un terapeuta ocupacional que aceptara ese seguro y al que pudiera accesar mediante transportación pública (misión casi imposible). Su doctor nunca lo refirió a terapia, ni le habló sobre los equipos de asistencia tecnológica que pronto necesitaría  para lograr realizar las tareas diarias. 

Yo no conozco todos los detalles en este caso, o si el paciente nos dijo toda la verdad. Pero de todos modos, me molestó y me entristeció a la misma vez el saber que existían alternativas para los problemas de este hombre, pero no se le estaban proveyendo. Quizá debido a su falta de recursos, a la falta de conocimiento del médico sobre los servicios de terapia ocupacional, o una combinación de ambos. Sé que cosas como esta ocurren todo el tiempo, pero el verlas en persona te da una impresión mucho más fuerte. Espero que algún día todo el mundo tenga el derecho de recibir el mejor cuidado médico para su situación. Si no nos queda la esperanza, entonces, ¿qué tenemos?.

Esta experiencia también me hizo pensar en como muchos profesionales de la salud ignoran los beneficios que Terapia Ocupacional puede brindar a las personas con enfermedades progresivas. Pero eso creo que será tema para otro día....

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