viernes, 2 de marzo de 2012

Lección #1: Vuelve a ti misma



Mi primera lectura asignada como estudiante de TO fue “Basic Awareness of Self” de Carol M. Davis. Como ya les mencioné, mi bachillerato había sido en Biomédica, y a pesar de que aprendí muchísimo, la autoconciencia no era uno de los temas en el prontuario. En mis años de escuela superior si tocaba mucho estos temas, me gustaba leer libros de autoayuda y libros cristianos que me ayudaron mucho a conocerme a mí misma y a salir airosa de esa crisis de identidad por la que pasan todos los adolescentes. Sin embargo,  la autorreflexión era algo que había descuidado mientras  estaba sumergida entre moléculas de carbono, células y sus receptores.  El volver a tocar ese tema fue como despolvar un viejo libro. 

De lo que recuerdo, la lectura hablaba de la persona, el ego, la sombra y el verdadero yo. Nos decía que la persona era esa máscara que poníamos frente a la sociedad, el ego era lo que nos mantenía bajo las reglas y con los pies en la tierra; aunque muchas veces la realidad sobre nosotros mismos según el ego podía ser  distorsionada y hacernos creer mejores o peores de lo que en realidad somos. La sombra era la parte que ni nosotros mismos conocemos que a veces salía a relucir inesperadamente. Finalmente, el verdadero yo, que es lo que nos hace únicos (para algunos Dios, para otros la “energía” o la “conexión con la verdad”) estaba oculto bajo todas esas capas y saldría a relucir solo cuando aprendamos a aceptar nuestro ser tal como es. Según la lectura, cuando niños, nacemos con esa conexión con nosotros mismos, pero a la vez que aprendemos las reglas de la sociedad, comenzamos a ser como los demás quieren y no como nosotros mismos queremos. Nos decía que actuamos de la manera en que pensamos que nos traerá amor y reconocimiento, pero profundamente sabemos que esa persona es solo una máscara.  

Pienso que es importante seguir las reglas de la sociedad para poder interaccionar satisfactoriamente con quienes nos rodean, pero tal vez inconscientemente nos dejamos llevar demasiado por lo que piensan de nosotros los demás. Ese primer día de clases aprendí (y aún sigo tratando de aplicarlo) que no debo inhibir mi manera de ser o de pensar para agradar a otros. Tengo que preocuparme por agradarme a mí misma primero. Solo así, cuando respete y acepte  mi verdadero ser, los demás también lo harán. Todo esto se relaciona con Terapia Ocupacional ya que solo desde el verdadero ser es que se puede dar el mejor cuidado a nuestros clientes. Si vivimos desde afuera, podemos correr el riesgo de utilizar a nuestros pacientes para  satisfacer nuestras necesidades personales de amor y reconocimiento, lo que no está bien.

“Todos tenemos dentro el deseo de ser reconocidos por lo que somos, no por lo que creemos que otros quieren que seamos. Libres de la necesidad de estar bien y del miedo de estar mal”
-Carol M. Davis

La lectura nos advierte que logar esto cuesta trabajo, sufrimiento, compromiso. Sin embargo, comenzar con esta travesía, también quita un peso de encima.  Gracias a esa reflexión, he podido comenzar a entender que si alguien me trata mal, o no me acepta, es probable que no sea por mi culpa; sino porque esa  persona vive en sus emociones exteriores en lugar de en su verdadero ser. Lo mismo cuando se me hace difícil aceptar a otros puedo analizar si  el problema es algo en mi actitud que debe cambiar. Es difícil aplicarlo a la vida, porque nuestro ego se pasa diciéndonos quienes somos basado en las críticas o halagos que recibimos de los demás. Creo que llegar al verdadero ser es una labor que dura toda la vida. Lo importante es que vale la pena.

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